miércoles, 11 de junio de 2014

Pídeme lo que quieras.

Hola!!

Qué tal todo? Volvemos con otro libro de la archiconocida Megan Maxwell; en esta ocasión, se trata del primero de su trilogía erótica, Pídeme lo que quieras.


Tras la muerte de su padre, el prestigioso empresario alemán Eric Zimmerman decide viajar a España para supervisar las delegaciones de la empresa Müller. En la oficina central de Madrid conoce a Judith, una joven ingeniosa y simpática de la que se encapricha de inmediato. 
Judith sucumbe a la atracción que el alemán ejerce sobre ella y acepta formar parte de sus juegos sexuales, repletos de fantasías y erotismo. Junto a él aprenderá que todos llevamos dentro un voyeur, y que las personas se dividen en sumisas y dominantes... Pero el tiempo pasa, la relación se intensifica y Eric empieza a temer que se descubra su secreto, algo que podría marcar el principio o el fin de la relación.
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Como véis, es la historia de chico conoce a chica y se enamoran, pero tienen que hacer frente a numerosos obstáculos. Bien, algo así es, aunque con el aliciente de las relaciones compartidas de pareja (detalle explotado hasta límites insospechados por la autora). En este caso, chica trabajadora, Judith, conoce en el ascensor a chico irresistible, Eric, sin saber quién es; en un principio, esa naturalidad de ella, ese desparpajo fue una de las cosas que me enamoró, porque por fin leía a una protagonista con carácter que no se dejaba amilanar por un tío. Él, por su parte, era el típico chico acostumbrado a conseguir lo que quiere y que tuvo que aprender a base de hacerse valer, y con ese toque de personalidad fría y calculadora (que oculta algo, pero no un tormentoso pasado ni oscuros secretos… No es para tanto, en mi opinión).

La relación entre ellos es trepidante, tanto se aman con locura como se enfadan y se reconcilian al momento; a veces se me hizo algo cargante en ese sentido, por lo menos una semanita de tranquilidad, señores; pero reconozco que consiguió meterme el gusanillo y en la historia. En mi caso llegó un momento en que no sabía si quererlos o entrar en el libro y darles un guantazo a los dos, que ninguno es un santo ni mucho menos… El caso es que todo se va desenvolviendo con corrección para llegar al final (y qué final!) que deja en bandeja el inicio del segundo libro.

Pero para mí hubo aspectos negativos, que se acrecentaron cuando leí la continuación de esta historia: está de maravilla que Judith tenga una personalidad fuerte, de verdad que sí, porque ya estaba bien de esas protagonistas que pierden las bragas a la primera de cambio y que si se enfadan, antes de llegar a enfadarse de todo ya están desenfadadas; para mí lo malo es que en algún momento se pasa de terca y cabezona (algo que vi clarísimo en el segundo, sobre todo). Eric por su parte, es el chico duro, frío y calculador que consigue lo que quiere, pero en ocasiones cede tanto a los berrinches de ella que, para mí, queda de calzonazos…

Algo que tampoco me gustó fueron algunos momentos de las escenas sexuales, utilizando un vocabulario un tanto… vulgar en mi opinión: puedes detallar un encuentro sexual con todo lujo de detalles, pero sin necesidad de caer en lo soez. No por contarlo de forma más bruta es mejor o más claro, creo yo.

Aún así y pese a todo lo dicho, la historia merece la pena en este primer libro; el segundo y tercero ya son otro cantar, ya leeréis…

Y vosotras, os enamorasteis del señor Iceman?

Por cierto, suerte a los Selectivos que empiezan hoy, mucho ánimo y a por todas!!!


Hasta la próxima entrada   ;)

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